domingo, 10 de octubre de 2010

Pequeñas historias de ternura II

Una mañana tranquila, un almuerzo nutritivo, todas las tareas realizadas, la música nueva que suena en mis oídos frenética y festiva a la vez, el calor sofocante del afuera, la tibieza complaciente del interior, como hojas mojadas a punto de deshacerse avanzando 100 metros 200 por la rutas curvilíneas..la serenidad de los pasajeros.

Si me alejo de la ciudad y de su recuerdo. Miro el respaldo del asiento delantero y veo su nombre garabateado malamente debajo de otro que comienza a borrarse, vaya, casualidades, su nombre.

Pero, el almuerzo las tareas, la música el camino curvilíneo han formando en mi una confortable malla protectora para soportar el peso de ese nombre y su significado, puntiagudo y resbaloso,

La velocidad y la distancia hacen que ese nombre no sea un golpe, ni una cruel caricia, solo un nombre inscrito a lapicero en un lugar cualquiera.

No hay problema, niveles de angustia controlados, me preparo para un sueño complaciente 3, 2. 1 y Ud. destara dormido, Olvidara todos sus problemas, nombre cual nombre? Solo veo letras aparejadas sin ningún significado ciudad cual ciudad? Solo es una ciudad mas como cualquier otra, nada me remite a sus ojos.

No recuerdo nada, me lleva el paisaje a un nuevo estado de memoria sin ella.
El lienzo que tenia garabateado de pequeñas letras apretadas en los bordes, figuritas paliformes de personas sensibles se borran, se pasan por agua de mar, veo océanos en las nubes, espuma de sal, oh si, podré vivir.

Relax de mediodía sopor casi placentero. Cuando de pronto el silencio se agolpa en mis oídos, las baterías de mi reproductor están agotadas, demonios, no mas música nueva y frenética estoy atrapado en medio de personas extrañas, dejándola, lejos, y no sabe que me voy, no le importa que me vaya, y no puedo olvidar que no estoy.

Solo el mediodía y su nombre frente a mi, golpeándome, ella no esta en ningún lugar a donde pueda ir.

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