miércoles, 16 de marzo de 2011

Pequeñas historias de ternura III

Era un día de trabajo, no se porque razón estaba en el patio hablando con mis colegas, inclinados observando algo en el piso mientras alguien daba indicaciones y una chica hablaba, los últimos días todas las instalaciones volvieron a su uso habitual y los pasillos lucian colmados de chicos y chicas a veces habia alguna mas llamativa que otra pero nada especial.
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No se si la intuicion llego antes que ella, pero ahi estaba yo subiendo la miraba y viendola caminar con la soltura de siempre, sonriendo como si eso de la tristeza no encajara con ella,
Viendola doblar el tiempo entre el antes de y el despues de-

Otra vez la luz, como si uno pensara que el día es lo más claro que puedes encontrar y alguien te muestra algo más claro más suave más limpio, como si creyeras que una roca es lo más duro y alguien te da algo más perfecto más puro.

Como si pensaras que lo que tienes en las entrañas solo es biología y alguien lo toma en las manos y lo convierte en una lumbrera, en un cohete de propulsión, en una bomba atómica.
Todas esas adolescencias que uno es capaz de sentir y decir porque tiene la maquinaria nueva, -pero que ahora ni cree en eso.-
era la primera vez que reaparecía luego de saber esoquehicisteelañopasado.

Muchas veces se aparecia asi, sin pedir permiso, con otro peinado con otra ropa, con otro rostro, pero siempre la reconocia. Ahora se veía linda sin esfuerzo -como siempre-, no era la chica de trenzas insolentes, la de peinado formal, la de camisa de cuadros, la de pelo rebeldequeinvadelasmejillas.

Era la mujer, de la que antes solo percibia avisos, destellos, ahora se abria plena. La mujer pasajera que siempre estaba en movimiento, yendose, Siempre tangencial a mi, nunca cercana o intima, la chica timida y risueña, feliz y sombria.
Asi continuaba el sueño, como una mañana tranquila, después me enviaron a una pasarela, asi la llamaron nose que seria, al parecer era un ambiente del lugar arriba del cerro; caminaba y se fue haciendo tarde, vi una casa al lado del camino que tenia las luces prendidas y pensé que dentro de unos días volveria a mi vida solitaria en mi habitación, tal expectativa se me hizo insoportable, mientras el camino de piedra de entre las cuales crecía la yerba fuerte se empinaba y saltaban rojizos ratones de monte entre mis pies, de una de las ventanas comenzó a sonar una melodía mas y mas fuerte yo sabía de dónde venía y que era imposible seguir, busque con mi mano en algún lugar de las sabanas mi celular prendido emitiendo la música, me levante pesadamente como si aun cargara en la cabeza todo ese día. Fui al espejo y me ví viejo, debia volver al trabajo.
Aun tenia las huellas de la almohada en el rostro y la mirada de ella en mi, -bella, real-. Salí afuera y las calles estaban llenas de charcos, un camión de soldados paso frente a mí salpicandome el pantalon , lo seguí con la mirada hasta que desapareció entre lo grisáceo del cielo y la negra avenida. salí caminado y no recordaba su mirada sus ojos, sus mejillas en tensión siempre sonriente, la realidad se acentuaba a cada paso, pero el sueño no se había ido del todo, avanzaba como debajo de una inmensa sabana estirando con las manos la tela sabiendo que bajo esa sabana también estaba ella y ciegamente como andaba, tarde o temprano la encontraría, bajo la manta no había oscuridad, no era la idea, no era la razón, era sentir de que ella estaba ahi, que esa tibieza era su piel..

Bajo este cielo nublado inmenso grisáceo tristísimo más real que la realidad, como mi vida considerada una sub-vida sin ella. Era mi jodida sub-vida y no quería perderla. no hoy que su esencia se había posado en mi y ella era todo sentido, la vida.
me subí al autobús y vi a cada ser humano a través de un filtro de bondad exactamente como cuando se esta enamorado y mire el paisaje sin melancolía, olvidaba como se llama esto, creo que es felicidad, por el sueño en el que la volví a ver, por despertar y no encontrarla, por caminar, por la distancia, por conocer la muerte y ya no temerle o desearla.
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En la mañana tube que a subir una escalera de 4 metros viejisima y llena de remaches, algunos pasos eran apenas trozos de alambrón y temblaba mas y mas a cada tramo.
les conte que una vez me cai de una escalera y casi muero? Desde entonces evitaba subir escaleras o lo hacia con mucho cuidado. Pero ya no mas.

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