lunes, 5 de marzo de 2007

Angelito fatal


hace 30 años que andres caicedo hizo lo que muchos solo fanfarroneaban , un 04 de marzo de 1977, se encerro en su cuarto y se quito de este mundo asi nomas, sin siquiera pensarlo, se bajo de este autobus sin rumbo, sus amigos no se sorprendieron, ya que siempre decia que vivir mas alla de los 25 años era una incensatez.




Nacio en cali y vivio en los tumultosos años 70, fue cuando desarrollo toda su obra, que no era poca incursiono en la literatura, la poesia, periodismo, teatro y cine.


fascinado por el horror de los cuentos de Lovecraft y Allan poe , inscribio su obra en un estilo propio con historias de adolescentes confundidos, sus amores y decepciones, su fascinacion por la vida y la muerte, aventuras inocentes o siniestras, Andres era ante todo un eterno adolescente, talves por eso no soporto la idea de envejecer, de envilecerse como los demas; sin embargo el Cali que recreo en sus cuentos permanece intacto.

Timido, nerd, cinefago, vampiro, suicida. un verdadero artista.
Abajo un extracto de alguno de sus cuentos.

...a quienes tenemos el heroismo de seguir amando.


Noche sin fortuna


fragmento:

Cae la tarde, la luna que vendrá a nosotros. Pasa de nuevo, mujer, porque me gustas. Te doy un pase para el cine club? un pase a mi corazón, te lo diría mejor así tengo una muralla de humo a mi alrededor, y nadie, nadie se equivoca con respecto a mí. Gracias a ti, Antígona, que me elegiste de sólo posar tu mirada en mí y me diste el entendimiento, la inmediata comprensión de que me habías elegido, y de que en ese acto se me iba, está bien, digamos, mi razón, mi orden, mi especial modo de ser con la disciplina que confunde a mis compañeros, a mis seres queridos, ya no más queridos si te quiero a ti y los comparo con ellos. Erraré por estas calles y te buscaré hasta encontrarte, hasta que sientas una vez más deseo de mí, deseo de la carne fresca que te consigo. "Tengo para ti muchachos rubios, de bolas infladas para que mordisquees y chupes y soples si te sientes asesina. Búscame y encuéntrame, te lo suplico. No me dejes más en este andén, sufriendo las burlas de mis conocidos, de la gente que me mira y tiene que comentar, tiene que contar e inventar canciones de la que llaman mi decadencia. Pero como va a ser decadencia si tengo un motivo tuyo entre mis cejas, entre mi árbol del pan, mi cinturón de Hermes, averiado y todo pero férreo en ti, si lo hubiera utilizado para amarrarte, para golpearte en la cara y azotarte en la espalda cada vez que me fallaras, cada vez que olvidaras darme la oportunidad de probarte que yo no te fallaré jamás, Eva primigenio, que me encontrarás en esta esquina a la hora que te dé la gana divina, la gana hermosa de venir a mí y estar bien, parar tu carrito Simca, abrir la puerta, tenderme la mano, reclamarme, ayudarme a parar, yo me desgonzaré y dejaré que me sobes la cabecita, porque me lo merezco, porque he esperado mucho y he sufrido, me sobarás la cabecita y me besarás el cuello, y me dirás las mil razones de tu necesidad de mí, me instruirás, me indicarás en la dirección que ahora quieres ir, la edad de las víctimas, se me da un pepino que sean en realidad los mejores amigos, en realidad, los mejores amigos míos. Ven, ven por mí.






Angelitos empantanados


fragmento:




Quisiera tenerla aquí a mi lado para contarle que Ricaurte aún le chupa los dientes a su novia. Que Marta, la de William, fue atropellada por un carro fantasma. Le contaría también que el único que sintió de veras su partida fuí yo, que tanto William como Ricaurte se van a estudiar ingeniería a los Estados Unidos, William con una beca, como si no hubiera pasado por acá nada. Le contaría también que Angelita viene a visitarme, que me coge la mano y me habla desde muy cerquita, me cuenta historias de niños, como si con eso me fuera a encontrar algún consuelo a su ausencia. La próxima vez le voy a decir que por favor se olvide, que por favor no vuelva. Ya no quiero seguir estudiando más, para qué, pedazo de cordero. Ahora sólo tengo tiempo para mirar a mi ventana, la que antes era de Abigaíl Smith, y que yo he convertido en una ventana con forma de aguja y forma de iglesia, iglesias como esas que salen pintadas en las enciclopedias. Y también tiene forma de aguja, de ojo de aguja. Y la cúspide de la iglesia y la punta de la aguja están sostenidas por seis barrotes largos, grises, en forma de lanza.Y mi mundo mide 3 x 1.76 metros. Y mi mundo posee 3 centímetros de cielo limpio, más allá de los árboles, más allá del edificio de 52 pisos que levantaron al otro lado del alambre de púas, y que me robó casi todo el cielo de mi mundo. Y en las noches no puedo ver la luna. Pero entre barrote y barrote veo la muerte de los árboles, los mangos que caen y se quedan, los policías, lo que hace el Río. Y los boleros de mi madre que me acompañan a la distancia. Y me la paso pensando en mis cosas. Recuerdo que el hombre tuvo que enterrar viva a su amada para extraerle los dientes que le habían negado toda paz; eso lo relató el mayordomo, que los dientes cayeron de la cajita transparente y rodaron por el suelo. Soy nave sin regreso, un amor en vano, un terco peliador de media noche. Yo guardo los 7 trocitos blancos que arranqué de sus encías. Tuve que botar el resto porque estaba lleno de caries. Raíces del cielo. Yo poseo una caja negra, pulida, redonda, en donde guardo las puntas de sus senos y bien conservado ese par suyo de ojos, y un poco de su pelo. Y ahora voy a comprar un equipo completísimo de aire acondicionado. Ven a visitarme.

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